Me he dado cuenta de que
quizá
las interminables listas que nunca acabaré
son solo una excusa
para tener un motivo más por el cual vivir
para cuando llegue la hora.
~
¿Qué estoy haciendo?
Kyrie, Ignis Divine, Eleison
Me he dado cuenta de que
quizá
las interminables listas que nunca acabaré
son solo una excusa
para tener un motivo más por el cual vivir
para cuando llegue la hora.
~
¿Qué estoy haciendo?
A veces... nos cuesta creer en la existencia del destino, de algo superior a nosotros, de algo más allá.
Algo que puede influir, para bien o para mal, en nuestras vidas, en nosotros, en nuestras decisiones, en nuestra forma de dar significado.
A veces... coincidencias como las de esta madrugada me hacen pensar que ese momento (esa "epifanía") que tanto anhelaba tener desde hace algunos meses por fin se me fue concedida. Ya sea que haya sido una mera coincidencia o netamente un regalo divino, la recibo con mucho gusto.
Joder, ya se había tardado.
En estos últimos meses la sensación de vacío, de incertidumbre y miedo a lo desconocido me carcomía muy esporádicamente entre rato y rato (con un trigger muy asociado a ver cosas cósmicas, espaciales... recordando qué tan insignificantes somos en relación a todo el Universo).
Mi temor a la muerte yace latente, de formas más intensas y vívidas que hace tiempo.
Pero ante el hipotético escenario en donde la muerte no sea el final de todo, surge una pequeña esperanza. Una ficción en donde después de morir volvemos al momento en donde más guardamos remordimiento (sí, esa es la palabra) para cambiar las cosas, para hacer o no hacer algo distinto es algo sumamente embriagante. La posibilidad de que, al morir, cambies -ese- acontecimiento que te llevó a padecer tanto en vida es probablemente el mejor acontecimiento divino.
Y, seguramente, después de resolver tus penas en diversas realidades alternas, podrás seguir adelante (ahora sí), en tu próxima vida, donde quiera que sea que te toque vivir.
...
Si bien, esto no me asegura nada y queda como una sola ficción, al menos me da la pauta para hacer lo correcto de una pinche y maldita vez.
Sé que llegados a mis 27 y tantos años de vida, tengo ya una muy clara y precisa noción de qué es lo correcto y qué no*. Por ende, sólo estaba haciéndome güey con muchas cosas de mi vida. Algunas más "modestas y mundanas" como lo es el lavarse los dientes con regularidad y algunas más "trascendentes y titánicas" como hacer ya la cabrona tesis para titularme como anestesiólogo.
Si al morir pudiese volver a mis momentos de mayor remordimiento, ¿qué cambiaría yo?
Probablemente, muchas cosas que me llevarían a vivir otras experiencias, que me llevarían a experimentar otras potencialidades de mi ser. Decisiones que ampliarían el espectro de mi condición humana.
Como no sé si realmente aplique todo lo que ocurre en esa película (espero con todas las malditas células de mi ser que sea algo así o, de menos, similar), lo único que puedo hacer es actuar como si ya hubiese muerto y estuviese tomando una segunda (o tercera, o cuarta, o quinta, o sexta, o séptima...) oportunidad y corregir todas esas cosas que, en mayor o menor grado, me causan remordimiento y disconfort.
Puede yo no sea el Reinhardt original, pero juro por mis antecesores (hipotéticos) que tomaré las mejores decisiones posibles* para tener el mejor desenlace posible en esta vida que se me ha otorgado.
Ya caí en cuenta de ello.
Ahora, solamente resta actuar en consecuencia.
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*= Al menos, según mi contexto sociocultural e histórico actual, así como la evidencia científica actualmente disponible. Todo lo anterior, interiorizado (mas no aplicado del todo) por mí mismo.
No tengo sensación de hambre,
y sin embargo, tengo tantas ganas
de comer, de probar algo más.
¿Es esta la reivindicación
de todos los pecados que
jamás cometí en mi pasado?
Ya me cansé de no hacer nada y esperar resultados diferentes.