Folletos ecológicos

domingo, 11 de agosto de 2013

Confesiones nocturnas I

Ella podrá no ser todo lo que necesito, pero es más de lo que merezco.

(Debo ahora decirlo) poco a poco, ella se ha vuelto imprescindible en mi vida. Como ese detalle que, antes tomado a la ligera, poco a poco (y sin darme yo cuenta) se hace necesario cada cierto tiempo... oh, sí.

Como un pequeño, noble recordatorio matizado en curvas y en el sonido de su voz. Oh, aquella voz distal y próxima cada que la escucho. Vislumbrando su eco en las llanuras de mi mente, pero sintiendo su resonancia en mi pecho tan cerca como lejos.

Y desde el momento en el que la conocí, inesperadamente, por primera vez escuchando aquel suspiro musical primigenio y hasta la última vez que estuve tan cerca de ella, con sus últimas palabras antes del próximo encuentro, cada experiencia compartida es un nuevo verso al poema que todavía se compone en su honor:

Entre su piel morena hállome la gracia
de apreciar su única voz, en mi siniestro oído
deleite, pasión, moméntum, redención
receptáculo mediador de lo ficticio y lo vivido

Trasnochado y sin haber pernoctado lo digo
perturbado de la razón, pero no del corazón, afirmo
me enamoro cada vez que estoy contigo