Folletos ecológicos

lunes, 16 de septiembre de 2013

Magia

Hace unos días, por motivos fuera de mi comprensión actual, invité a una chica linda de mi carrera a tomar un café. Clásico y dulzón protocolo social para demostrar interés en una fémina, el cual para mi graciosa fortuna, fue correspondida con ese esperado, afirmativo e inequívoco "Sí"

Acabo de regresar y -algo- dentro de mí me dice que la experiencia debe ser compartida en este espacio para tener un lindo recuerdo de ella para la posteridad, oh sí... ¿Cuántas veces dentro de [¿Qué serán?] 50 años leeré este recuerdo plasmado electrónicamente? No lo sé, sin embargo, que la impresión me traerá un ameno recuerdo que, espero yo, dé paz a una futura y atormentada alma atrapada en carne.

En fin, que la cita era a las 4 pm (una hora decente para gente decente como éramos ella y yo) en un garito cafetalero hipster de esos que tanto pululan hoy en día en las plazas juveniles: Centros de atención para los bolsillos que religiosamente los padres llenan para suplir la falta de interés en los hijos. Brillante y sólido establecimiento como muñeca de porcelana, pero a su vez, vacío por dentro (en una forma metafórica)

Pero regresando al tema... ejem, como es costumbre de Reinhardt, él llegó una media hora antes y se digno a conocer el terreno: The Hunter shall know about the landscape where the Prey will be before her arrival. O algo así. El punto es que estuve vagando en la sección de libros de una tienda departamental, viendo una colección de la Editorial Tomo que se caracterizaba por estar a menos de cuarenta pesos mexicanos en promedio por título. Una ganga por buena lectura que nunca muere en esa celulosa barata y tinta que te expresan las palabras de Huxley, Nietzsche, Sartre, Hemingway y demás autores selectos.

Ya habían pasado 25 minutos de escudriñar entre esos inmortales títulos cuando consideré propio acercamente al citado establecimiento de café, busqué una buena mesa para dos (pues el lugar estaba semi-vacío y lo peor que puedes hacer cuando tienes una cita es buscar una mesa grande... no, no; debes hacer que la experiencia entre esa persona y tú sea unidireccional y no haya paso para distracciones), me senté y esperé unos 10 minutillos más jugando en el móvil.

Llegó ella, a quien por motivos lúdicos llamaremos Mai-chan. Una chica muy inteligente, que gusta de charlar conmigo en inglés en la univerisidad y en whatsapp (quizás por practicar el idioma, quizás por pretencionismo) pero en todo caso, ¿Quién demonios hace eso en esta ciénaga olvidada del ojo de Dios? Nadie, excepto ella quien, muy curiosamente, no es originaria de Reinburgo. Oh Mai Gah~ (citando a Osaka de Azumanga-Daioh), Mai ciertamente era especial. Olvido mencionar que ella también ve una que otra serie de anime japonés [sic; me permito el pleonasmo] que veo yo y que dibuja bastante bien en el estilo nipón del país del sol naciente [sic, vamos 2-0 con pleonasmos innecesarios]. De carácter amigable, pero firme; de sonrisa sincera, pero mirada certera Mai es una chica que no podrá resaltar a primera vista, entre tanta fémina voluptuosa que uno se topa en la Universidad, pero es de esas que, si te topas y llegas a conocer un poco, te engancha por ese misterio simple que es sencillamente ella. Y lo admito, cuando la conocí un poco más despertó mi total interés.

Básicamente, quería conocerla un poco más... más... more... mehr... Ich möchte mehr, bitte, Fräulein~

Entonces, ella llegó. Me levanté a saludarla y caballerosamente (de nuevo, como dicta el protocolo) intenté fallidamente acomodar su asiento frente a mí, al final ella lo acabó acomodando para sí y ambos reímos nerviosamente. Llegó la mesera agradable que hacía tiempo me estaba acosando con la mirada y ordenamos nuestras bebidas con infusión de cafeína: Ella pidió un capuccino y yo pedí un frappé (¿Les he dicho que no me gusta el café a menos que esté ridículamente dulce?).

Mientras llegaban nuestras órdenes, comenzamos a hablar del tema habitual: La escuela... ¡Digo! La universidad. Cómo nos iba en la carrera de medicina respectivamente, cómo habíamos sentido el último examen de Neurología, qué tal sentíamos al nuevo reemplazo de la profesora que se había enfermado gravemente, el hecho que estén remodelando el campus y demás cosas acordes a la Vie Quotidienne à la Université. Oh, je voudrais dis nous parlons en anglais aussi~

Llegaron nuestras bebidas y nos dimos una pausa merecida para saborear nuestros elixires respectivos, dejar que la 1,3,7-trimetilxantina ejerciera su acción premeditada sobre cada uno y darnos un respiro para recuperar la saliva. Nos sonreíamos entre trago y sorbo, entre sorbo y trago; eran ya las 4:35 pm aproximadamente y la cita (¡Oh! Qué palabra tan más amenazante y provocativa, pero a su vez seductora) iba viento en popa.

Seguimos hablando de, ahora, temas más cultos: Idiomas, etimologías, culturas ajenas, datos curiosos (que no sirven para un demonio, pero nos asombran de todos modos), bromas con temática de internet, etcétera. Llegó el temido momento del silencio incómodo... ese punto que es la piedra angular que define si es o no una cita exitosa. Pude haber salido con un tema más banal, haciendo una regresión más infantiloide que la esperada de parte mía, pero tomé Determinación de mis memorias y propuse lo siguiente.

Yo: Bueno.... como no parece que no hay ya temas de los cuales charlar, te propongo algo *ríe*
Ella: Jeje, veamos, te escucho, Rein.
Yo: Mirémonos fijamente un rato y digámonos que es lo que vemos.
*Ella accede*

Estuvimos mirándonos un buen rato, apreciando las imperfecciones faciales del otro, pero sin decir palabra al respecto. Un acto curioso, pues no es algo normal (o de llano, "usual") ver a alguien más, en plan estático, durante más de 10 segundos... algo te dice que no está del todo bien, pero en nuestro caso dejamos de lado esa sensación por cosa de unos minutos hasta que yo empecé a sonreír (quitando la cara seria/analítica que tenía) y ella me siguió. Al final, ambos acabamos con risitas nerviosas y un poco de rubor.

Yo: ¿Y qué viste, Mai?
Ella: Hmm... sólamente tu cara, uno que otro punto negro y tus ojos oscuros. Algo así como un varón latino promedio, de 19 a 20 años, nervioso por tener una cita con una chica, jajaja. No te culpo, no te culpo...
Yo: ¡Oye! Jaja, si también a ti te vi algo nerviosa mientras intentaba analizar tus lindas facciones. Mira que enfocarse contigo mirándome es difícil, por tu penetrante mirada.

Volvimos a reír nerviosamente y nos tomamos de la mano, el hielo se estaba rompiendo a pasos vertiginosos... ahora es cuando les recuerdo/comento que yo uso lentes y, de paso sea dicho, ella también.

Yo: Ahora... toca vernos sin las gafas. Ya sabes, no es lo mismo ver la vida a través de un cristal.
Ella: Oh... *se sorprende un poco* Claro, claro.
*Ambos nos quitamos las gafas y miramos*


Podrá ser la miopía, pero juro que ella me estaba viendo de una forma más provocativa... tiernamente provocativa. Como una cachorrita juguetona que quiere pasar horas divirtiéndose sin importar lo que pase a su alrededor.

Adjudicándome sin palabras el acercarme por mis problemas de la vista, me acerqué poco a poco a ella con mis ojos fijos en los suyos. Cada respiración, cada latido más cerca de su manifestación física de existencia.

*Ya estando peligrosamente cerca de Mai, casi sintiendo su agitada respiración*

Yo: ¿Sabías que lo esencial es invisible a los ojos...? Cerremos nuestros párpados y miremos -eso- tan esencial que hay entre nosotros dos.
*cierro mis párpados*
*Ella cierra los suyos*
*apreto un poco sus manos, con firmeza pero sin fuerza*
*nos aproximamos*

-Y ocurrió la magia-

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Vuestra comprensión~

"Posiblemente nunca llegues a comprenderme del todo (y no me lo tomes a mal, no es que yo me comprenda tampoco), pero aprecio de corazón tu intento para ello. Muchas gracias."
-Reinhardt Langerhans Ventura- 

martes, 10 de septiembre de 2013

Recordatorio

¿Hay que amar a la vida
o solamente verla pasar?
¿Hay que evitar las heridas
o aprender de ellas al sanar?

Hallar sombras o luces
abordar pentagramas o cruces

Toda experiencia será un regalo
sea éste o muy bueno, o muy malo

Vive plenamente, goza la noble causa
de la vida, si aquel gozo te alcanza
para sonreír antes de la gran pausa

¿Qué esperas?
¡Avanza!

jueves, 5 de septiembre de 2013

Confesión indecorosa de esta noche I


Si llegase a morir, sea cual sea la causa, yo me sentiría bastante mal por la inversión perdida de mis padres [y mi familia] hacia mí.

Es decir, ¿cuánto dinero invierten tus familiares en ti?
Creo que aún con las variaciones entre personas, la cantidad es considerable para cada una de nuestras familias. Una buena pasta que bien podrían gastar en sus asuntos personales, pero que, sin embargo, te la ofrecen a ti, como buenas personas.

Dinero perdido, gente... a veces, me pienso como una inversión ambulante.
Y después, veo que todos somos (de algún modo) somos eso:

Dinero invertido con rostro y nombre.

-Kyrie, Ignis Divine, Eleison-

martes, 3 de septiembre de 2013

J'éspere les etoiles après la nuit... Comprenez

Después de pensar un poco las cosas, y procesar toda la información que he recabado supongo que no puedo realmente sentirme mal por tus temores.

Primeramente existe, eres humana y como tal, eres susceptible. Así como yo; así como ellos; así como todos. Por lo que he escuchado, has sido herida y el dolor es un maestro muy severo. Quizás no quieras experimentarlo de nuevo y el hecho que yo te recuerde a uno de tus verdugos antes amados es por mucho contraproducente. Quizás una mórbida y nigérrima coincidencia de los azares del destino.

Sé que has amado y sé que puedes amar, pero no te puedo yo obligar ni forzar a que me ames a mí. No es sano, no es natural, no es bueno ni mucho menos deseable coaccionar ese verbo de dos vocales, dos consonantes. No hay nada más que hacer si tú no quieres avanzar.

Aunque en un momento me conmocionaron un poco tus acciones en el pasado, no puedo juzgarlas ni me hallo en posición de: ¿Quién era yo en esos momentos? Nadie más que un extraño. Solitario, por cierto. Lo hecho, hecho está y creo que lo que tú hayas hecho forjó lo que ahora es tu realidad; me basta con aquello.

[...]

Finalmente, sé que tienes toda la razón en dudar de mí.
Por que yo sé que haces bien en no confiar del todo
en un corazón indeciso como este que tengo aquí.

Hasta pronto~

La curiosidad mató al gato (versión Internet)


Tus palabras son como un pañuelo de seda
donde solamente lágrimas, un par queda
nuestras y de nadie más

Única prenda
dulce eternidad

Lloremos nuestra verdad