El cuerpo humano es una pieza de
ingeniería natural asombrosa, capaz de adecuar y regular su medio interno para
adaptarse a las exigencias caprichosas del medio externo. ¿Hay mucho calor afuera?
Venga, vamos a sudar un poco para refrescarnos. ¿Hay mucho frío afuera? No se
diga más, a cimbrarse como terremoto tectónico. ¿Mucha luz te ciega? Cerremos
los párpados y también las pupilas. ¿Hay falta de luz para que puedas ver?
Dilatemos las pupilas a más no poder.
Las respuestas que el organismo
tiene a los distintos estímulos es sorprendente; los ejemplos que cité son
meramente analogías vagas de lo realmente intenso que puede ocurrir en tu
cuerpo a nivel celular: Ahí es en donde ocurre la verdadera magia de la
naturaleza, con cálculos brutalmente precisos y certeros sobre sustancias que
pueden matarte en exceso o ausencia.
Pero no he venido a darles una
cátedra de biología celular o algo por el estilo. Más bien, quisiera que
apliquemos esos párrafos anteriores a un contexto más emocional.
Mi vida es… una vida muy buena.
No podría pedir algo que no tuviese
todavía: Tengo buena salud, una familia que me quiere, excelentes amigos, un
futuro prometedor, soy bueno en lo que hago y me gusta lo que hago. Si me
conoces en vivo, podrás advertir que es muy raro verme de un humor que no sea
alegre o jocosamente calmado; andar de buenas en mi lema inconsciente y los
malos pensamientos no recaen tanto en mí. Pero
quizá ese es el problema.
Puede ser que mi cuerpo requiera,
por algún medio u otro, sufrimiento encontrado de alguna u otra manera para
compensar la tanta alegría y felicidad que vivo a diario. Me di cuenta hoy que
últimamente he estado escribiendo poesía e historias de dolor, pena,
sufrimiento, tristeza e incluso suicido [no quiero decir que viva o desee esto
último], particularmente de ese último tema.
Busco externar las sensaciones y respuestas
de mi mente ante situaciones hipotéticas por medio de escritos cargados de
sentimientos que no están ahí, pero tienen un significado u otro para mí.
¿Curioso, eh? Busco canalizar las emociones que quisiera sentir en ambientes
ficticios que no son reales y que nunca se harán realidad, lágrimas pendientes
y susurros de pena ausente…
A
veces, creo que le hace falta algo de dolor a mi vida. Qué egoísta soy a veces.
Carpe Diem, Carpe Noctem, Carpe Vitam
Y por cierto, ayer acabé el bachillerato. Dentro de unos meses ya entraré a la universidad.
ResponderBorrar:fluttershyyay: ¡Yay!