Ruido Blanco en la Tarde

¿Qué significa estar en la habitación de tus abuelos, escuchando Thank you de Dido y con unas gafas redondas y rojas puestas mientras estás sentado en el sofá de la abuela?

No sé.

Pero este es un lugar que me gusta mucho, los atardeceres aquí son sublimes, la luz que no entró por la mañana se filtra de una manera algo torpe, pero linda; se forman extrañas figuras geométricas en la alfombra marrón-verdosa del suelo, tan demacrada y jodida  que incluso puedes oler la historia que hay dentro de cada partícula dentro de ella.
Y la soledad, Dios… el silencio reinante, que se ve interrumpido por eventuales pajarillos de fuera, es sabroso a la mente. Incluso alcanzo a escuchar ese característico y peculiar sonido de “nada” (como si se tratase de ruido blanco) dentro de mí. Es reconfortante.
Aunado a lo anterior, está el hecho que las gafas rojas me hacen apreciar lo cotidiano de manera distinta… sin el aumento de mis lentes graduados, todo se ve de una índole borrosa y dudosa, pero el tono de rojos que aprecio está brutal. Adictivo y “placeboso”  El color negro se ve más negro, el azul se tornó un violeta más opaco y el blanco le está tirando al rosa.

[…] y es cuando estoy así, cuando deseo nada y todo a la vez. Cuando… espera, el puto teléfono está sonando >_< Mierda, vaya manera de cortarte la cabrona inspiración ¬_¬ .l.

En fin, aquí concluyo la entrada de hoy. Supongo que me quedaré aquí un rato más y luego haré la tarea y demás menesteres que me acosan… hoy es un muy lindo domingo como para desperdiciarse, pero el deber llama.

Nosce Te Ipsum