Se dice que cuando uno está alegre, escucha la melodía de
las canciones. Y, en cambio, cuando uno está triste se fija más en las letras
para sentirse comprendido.
Se dice que cada que pase algo relevante, un buen bloguero
va a su hoja de texto, redacta una entrada y la sube para, ya saben, dejar
constancia de lo ocurrido y no perderlo de vista/memoria para futuras
referencias.
Se dice que es normal sentirse triste por la partida de
seres queridos, invariablemente de su especie, una muerte es una afrenta triste
pero que deja experiencias en la vida.
Se dice que llorar es bueno [y lloré], se dice que
aguantarlo es malo [mas no lo hice y no lo haré]
Se dice que mendigar atención es para gente que es torpe,
débil y blablablá. Por eso que me
limite aquí, en Blogger, a compartirles mi pena. No quiero hacer alarde de esto
y si necesito hablar con alguien yo personalmente lo haré.
Se dice que la muerte es algo natural. Ya sabes que si
naces, debes morir a fuerzas. Constante de la vida: Si “A”, entonces “B”. Si naces entonces mueres.
Y bueno, para no hacerles perder más el tiempo, se murieron
mis perritas chihuahua (Serafina y Peque) en un ataque de abejas. Hay un panal
en la casa de al lado y hoy amanecí escuchando los ladridos violentos de mis
perros. Hicimos lo que pudimos, las llevamos al veterinario, pero el
medicamento no sirvió… parecía que sí iba a servir, pero Serafina murió en mis
manos. ¿Saben qué difícil es ver que un ser vivo fallezca en tus propias manos?
Bueno… espero que no lo sepan y nunca lo experimenten. Es una experiencia
bastante fuerte y es de ley que lloras.
Hace una hora aproximadamente,
como a las 2:20 pm, fui a un terreno baldío que está por mi casa y con ayuda de
mi hermano cavé un hueco en la tierra para una sepultura digna para los cuerpos
de Serafina y Peque. Conocí de primera mano el rigor mortis y bueno, antes de retirarme del lugar dije unas
palabras en memoria de las dos fieles canes que ahí yacen. Improvisé una lápida
con un ladrillo que encontré cerca y bueno, me despedí por última vez.
Pensar que anoche estaban como si
nada y hoy ya están, espero yo, en otro mundo mejor. Ustedes saben, ese asunto
de la otra vida que el Ser Supremo provee a quienes fallecen terrenalmente aquí
en la tierra.
En fin. Todavía hay abejas cerca.
Deséenme suerte y ánimos, si no es mucho pedir.
Gracias por leer y con esto dejar
vivir a Serafina y Peque en sus memorias una vez más.
Ad Aeternum
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