Folletos ecológicos

martes, 26 de octubre de 2010

Deseo Lacerante

Voy moviéndome inconstantemente hacia un rumbo conocido, luces redondas flotan a mi alrededor y un sufrimiento raro me consume por dentro. Recuerdos de la necesidad de ella que viví hoy…
Un evento premeditado, que me unió a mi amada; un evento que no se vivió del todo, pues nos enfocamos a otras cosas… nuestras cosas. Calor, pasión, ternura, juegos, caricias. Sensaciones vividas en su momento que ahora son sólo recuerdos vagos que mi mente almacenará, órdenes de mi alma por tan bello momento, congelar ese momento, tomarle una foto, ahogarlo en formol; pero al final sólo unas cosas quedarán grabadas en mis recuerdos, grabados que quizá sean erosionados por los emergentes recuerdos que llegarán.
Hay una combinación fatal, una que produce un deseo brutal en el momento, un deseo que te consume si no lo puedes satisfacer, simplemente antimateria que te quiere hacer implosionar, la fórmula es:
Pareja + Sueño + Azúcar = Deseo Lacerante
Invariablemente de lo que puedan inferir sobre esa idea de dormir(sí, la connotación sexual que trae la cama, bla bla bla…), puedo jurar que sería algo muy bello: Compartir un espacio íntimo de ti con tu pareja, ambos sobre ese rectángulo suave, compartiendo suspiros y anhelos, mirándose fijamente en la oscuridad, susurrando poemas espontáneos y disparando ósculos a diestra y siniestra para finalmente acabar dormidos, esa coalición de almas en el cuadrilátero que ahora es el receptáculo del cariño….
Eso, es precisamente lo que me mataba en un momento especial de hoy. No podíamos vivir eso en ese instante, el lugar no era propio para ello. Maldigo la abudancia de gente en ese lugar, maldigo el hecho de que no nos quedamos en un lugar enteramente privado, maldigo el azúcar que se fusionó al sueño y al deseo que me hizo caer en esto que siento ahora. ¿Por qué tuvieron que ser esos factores y no otros? Maldito deseo que no se cumpliera hoy, pero quizá mañana sí.
Y al final, lo inevitable nos separó… cada quién por su rumbo. Y cuando me fui alejando de ella, sólo cruzamos una última mirada, una mirada que sólo lo hizo más difícil. Me quedé solo, escuchando música y con algo que le dí. Algo que me dio una idea para mañana.

... y las luces redondas dejan de moverse, ya no se divisan; me quedo estático y siento cómo la antimateria de la impotencia me roe desde dentro y me ofrezco enteramente a ella. Al menos por hoy, dormiré añorando a mi Dama, soñando lo que nunca pudo ser, soñando en lo que quizá sea.
En ese momento de pasión irrealizable
el mundo nos impidió, crudamente
vivir ese único haber inolvidable
que seguro me vaciará lentamente
Nosce Te Ipsum

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